X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

completamente desnudo.
Toda la población, chapoteando en el barro, se hab�a reunido alrededor del macabro
hallazgo, y las madres daban cachetes a sus peque�os grit�ndoles:
-�Vamos, fuera de aqu�, que esto no es para vosotros!
El cad�ver estaba horriblemente hinchado, con el repugnante color verdusco de una
descomposición avanzada; deb�a de llevar m�s de un mes en el r�o. No obstante, pod�a verse que la
muerta era joven. Sus negros cabellos parec�an moverse al estallar las burbujas entre ellos. El rostro
92
Librodot
93
Librodot Los reyes malditos VI - La flor de lis y el león Maurice Druon
hab�a sido desfigurado, pisoteado, aplastado para que no se le pudiera identificar, y el cuello
mostraba las huellas de un lazo.
Los marineros, entre el asco y la atracción obscena, daban vueltas a la imp�dica carro�a con
sus garfios.
De pronto, el cuerpo, al devolver el agua que lo dilataba, empezó a moverse solo, dando por
un momento la impresión de que iba a resucitar, y las comadres se apartaron chillando.
Entonces llegó el baile a quien se hab�a dado aviso, hizo algunas preguntas, dio una vuelta
alrededor de la muerta e inspeccionó los objetos encontrados en el saco con el cad�ver y que se
secaban en la hierba: un cuerno de macho cabr�o, una figurita de cera envuelta en trapos y pinchada
por alfileres y un basto copón de esta�o grabado con signos sat�nicos.
-Es una bruja muerta por sus compa�eros despu�s de alg�n aquelarre o misa negra -declaró
el baile.
Las comadres se santiguaron. El baile designó a un grupo para que fueran cuanto antes a
enterrar el cad�ver y los viles objetos en un bosquecillo apartado del pueblo, y sin oración alguna.
En suma, un crimen bien ejecutado, bien maquinado, en el que Gillet de Nelle hab�a seguido
bien las lecciones de Lormet de Dolois, y que acababa como hab�an deseado los asesinos.
Roberto de Artois se hab�a vengado de la traición de Beatriz, lo que no significaba que fuera
a resultar triunfante.
Al cabo de dos generaciones, los habitantes de Chatou habr�an olvidado por qu� un grupo de
�rboles, situado r�o abajo, se llamaba �el bosque de la bruja�.
VII. El torneo de Evreux.
Hacia mediados de mayo, en las plazas de las ciudades, en las plazuelas de los caser�os y
ante las entradas de los castillos se deten�an heraldos con librea de Francia acompa�ados de
trompeteros. Soplaban estos sus largas trompetas, de las que colgaba un gallardete flordelisado; el
heraldo desenrollaba un pergamino y con sonora voz proclamaba:
-��Escuchad, escuchad! Se hace saber a todos los pr�ncipes, se�ores, barones, caballeros y
escuderos de los ducados de Normand�a, Breta�a y Borgo�a, de los condados y marcas de Anjou,
Artois, Flandes y Champa�a, y a todos los otros, sean de este reino o de cualquier otro reino
cristiano, y que no esten proscritos o enemistados con nuestro se�or el rey, a quien Dios guarde
muchos a�os, que el d�a de Santa Luc�a, 6 de julio, junto a la ciudad de Evreux, se celebrar� una
muy grande reunión de armas Y un nobil�Simo torneo en que se luchar� con mazas de medida y
espadas de bota, con arneses apropiados para ello, con timbre, con cota de armas y los caballos con
gualdrapas con los blasones de los nobles participantes, como corresponde a costumbre y usanza.
�Del cual torneo son �ejes los alt�simos y poderos�simos pr�ncipes, y muy temidos se�ores,
nuestro bien amado soberano Felipe, rey de Francia, como apelante, y el Sire Juan de Luxemburgo,
rey de Bohemia, como mantenedor. Y para ello se hace tambi�n saber a todos los pr�ncipes,
se�ores, barones, caballeros y escuderos de las marcas arriba citadas y a cualquier otros de la
nación que sea y que quieran y deseen intervenir en el torneo para adquirir honor que lleven
peque�os escudos de los que yo mismo entregar� ahora, para que se les reconozca como
torneadores, y para ello que lo pida quien quiera tenerlo. Y en dicho torneo habr� nobles y
preciados premios, que entregar�n las damas y damiselas.
�Adem�s anuncio a todos los pr�ncipes, barones, caballeros y escuderos que tengan
intención de tornear, que se os obliga a presentaros en dicho lugar de Evreux y aposentaros alli el
cuarto d�a antes de dicho torneo, para ense�ar vuestros blasones y mostrar vuestros paveses, bajo
93
Librodot
94
Librodot Los reyes malditos VI - La flor de lis y el león Maurice Druon
pena de no ser aceptados en dicho torneo. Y todo esto os lo hacen saber mis se�ores los jueces
decidores, y os ruego me perdon�is.�
De nuevo sonaban las trompetas, y los chiquillos escoltaban hasta la salida de la villa al
heraldo, que iba a proclamar la noticia a otro sitio.
Los mirones, antes de dispersarse, dec�an:
-�Caro nos va a costar, si nuestro se�or quiere presentarse a ese torneo tan cacareado! Ir�
con su dama y toda su casa... �Las diversiones para ellos, y nosotros a pagar los impuestos!
Pero m�s de uno pensaba tambi�n: �Si el se�or quisiera llevarse a mi primog�nito como [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • supermarket.pev.pl
  •