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mí! ¡Pendejo insolente! ...Y lo peor es que hace de esto 15 años."
A partir de momentos como este nuestra vida sufre una crisis
de identidad porque no habíamos pensado jamás que nos
creíamos mucho más jóvenes que nuestro aspecto. Nos da la
sensación de que la primera etapa de nuestra vida ha sido
filmada en cámara lenta y ahora parece que el director estuviera
apurado para terminar de filmar. Y eso que nosotros tenemos
una ventaja sobre nuestros padres y abuelos. Esta, nuestra
generación, ha crecido con oportunidades que ellos no tenían.
No hablemos de cirugías y tratamientos "antiaging"; hablemos
de la inserción social, de confort y de expectativas de vida.
Cuando llegamos a lo que consideramos inicio de la madurez,
deseamos saborear cada pequeño espacio de nuestra vida con
intensidad. Hasta no hace mucho tiempo pensábamos que el
hecho de cumplir 40 años marcaba un punto de no retorno en
nuestras vidas. Repetíamos, sin saber lo que decíamos, que lo
que no se hace hasta los 40, después... Ahora, pasados los 50,
no creo que sea así para nada. Dice una vieja canción celta:
Nunca me preocupé por la edad. Y ahora menos. Lo único que
lamento es lo rápido que ha sucedido todo. Las crisis se
suceden unas tras otras: nuestros hijos mayores nos vienen a
agobiar con sus problemas o simplemente nos abandonan,
nuestros hombres probablemente empiezan a fijarse en otras
mujeres más deseables y bonitas, y nuestras mujeres
probablemente dejan de parecernos deseables y bonitas. No nos
da miedo envejecer, solamente NOS MOLESTA. Para no decir
que nuestras mujeres también empiezan a encontrar hombres
más jóvenes y deseables. Aparecen canas, arrugas alrededor de
los ojos, nos cuelga la piel en los brazos y el abdomen irrumpe
hacia afuera desagradablemente. Pero no todo es malo,
pensemos en lo ganado: experiencia, presencia, libertad,
intelectualidad, sensatez. Cualidades que deberemos tener muy
en cuenta antes de declararnos deprimidos al comprobar en
cada cumpleaños cómo la fatídica cifra de nuestra edad se
acerca peligrosamente a los tres dígitos. Los cuarenta tienen
algo de simbólico. De algún modo injusto parecen marcar la
mitad de nuestra existencia. Ya que la mayoría de las personas
no espera vivir más de ochenta años, los cuarenta son el punto
de inflexión. Comenzamos a pensar mucho en el pasado
reflexionando sobre el sentido que ha tenido nuestra vida ya
transcurrida. Es el período de la meditación, del reencuentro
con nuestro interior. A esto se suma que, en nuestro entorno,
nuestros conocidos también maduran y algunos
(lamentablemente no tan mayores que nosotros) literalmente
envejecen con una velocidad que nos asombra. De hecho los
vemos y al llegar a casa comentamos: - La vi a Fulanita...está
destruida, arruinada, le agarró el viejazo, ¿estará enferma? Y en
silencio rogamos que se trate de algún problema de salud para
no imaginar que ella debe estar diciendo lo mismo de nosotros
al llegar a su casa. Y a veces los amigos tienen el mal gusto de
morirse (a esta edad tan inadecuada) confrontándonos con la
realidad de una muerte no necesariamente cercana pero sí más
posible, o por lo menos más pensable. Así nuestros años
maduros nos sumergen en el mundo de duelos que nos
provocan dolor e inquietud. Si tenés más de cuarenta años y te
cuesta adaptarte al hecho de envejecer (perdón, quise decir
madurar), te propongo seis medidas negativas para hacer más
positiva tu experiencia: 1.. No juzgues tus nuevas limitaciones
como un síntoma de debilidad 2.. No dudes en relacionarte con
gente, estar acompañado, expresarte libremente. 3.. No
reprimas los sentimientos de tristeza que pueden invadirte 4..
No trates de ser lo que no sos. 5.. No le pongas frenos a tu vida
y dejala fluir. 6.. No tengas prejuicios ni acumules rencores. ----
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Continuará...
Pero ¿qué es envejecer? El drama de la vejez no consiste en ser
viejo, sino en haber sido joven. OSCAR WILDE. Algunos de los
signos más notables del envejecimiento normal en los humanos
son: la disminución de la fuerza de los músculos, el deterioro de
la habilidad del sistema inmunitario para responder a las
enfermedades, la pérdida de la densidad de los huesos, la caída
del pelo, las arrugas y la disminución de algunas funciones
psíquicas complejas. Fenómeno Hayflick y factor tiempo:
Envejecer no es una enfermedad, es el efecto de la senescencia
que ocurriría aunque todas las enfermedades desaparecieran de
la Tierra. La senescencia empieza un poco después de la
pubertad con pequeños cambios, como el depósito de placas de
ateroma en las arterias mayores y se va instalando en mayor
magnitud a medida que transcurre el tiempo. El doctor Hayflick
encontró que el envejecimiento está programado dado que cada
célula tiene normalmente un límite a priori en su potencial de
crecimiento y división. Hayflick llamó a eso el Efecto Reloj y
demostró que el número de células que son capaces de
duplicarse es inversamente proporcional al tiempo vivido por un
organismo (a más edad menos duplicación). La llegada a este
límite es el principal cambio del proceso de senscencia y el
causante del aumento de la susceptibilidad a ciertas
enfermedades y la disminución de la capacidad homeostática (la
habilidad del cuerpo para acomodar pequeñas distorsiones
fisiológicas o daños en el cuerpo). Las células "scenescent" (no
tan jóvenes) paran de dividirse y no funcionan en plenitud,
desciende su síntesis de ADN y ARN y disminuye su capacidad
para aceptar nutrientes. La cantidad de células "scenescent"
contribuye a disminuir la función del organismo total. La teoría
de los radicales libres: Otra teoría dice que los cambios
celulares se deben al proceso de convertir oxígeno en energía.
En este proceso se producen moléculas llamadas radicales
libres que en cantidades normales ayudan a mantener el cuerpo
saludable, pero en grandes cantidades resultan dañosas para
las células. Esto se llama reacción oxidativa. Cancelando este
proceso actuarían los medicamentos y alimentos antioxidantes
como las moras, las frutillas, las espinacas y la vitamina E. El
envejecimiento es una de las pocas características que nos
unifican y definen a todos en nuestro mundo pleno de
diversidad y tan cambiante. Todos estamos envejeciendo.
Tengamos 25 o 65 años de edad, 10 o 110, también estamos
envejeciendo y esto significa que estamos vivos y es motivo de
celebración. Uno de los principales logros de todos los tiempos
es el aumento de la expectativa de vida del ser humano
conseguida en el curso de estos últimos cien años. En el siglo
XX, la expectativa media de vida en los países desarrollados ha
aumentado de unos 47 años a más de 75 años. El promedio de
edad de la población en los países desarrollados aumenta a un
ritmo sin precedentes y esta tendencia se observa en la mayoría
de los países en desarrollo, a pesar de haber comenzado más
tarde. La expectativa de vida para los que nacen hoy es de más
de 82 años. (Aunque todavía nos falte mucho pata el límite
natural de nuestras vidas, que según los gerontólogos está
alrededor de los 120 años). Al acercarnos al siglo XXI, la
tendencia mundial a la disminución de la fecundidad y a la
prolongación de la esperanza de vida ha dado al fenómeno del
envejecimiento de la población una importancia sin
precedentes. El envejecimiento poblacional ha sido asociado
habitualmente con los países más industrializados de Europa y
América del Norte, donde una quinta parte o más de la [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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